La receta de hoy es un poco laboriosa, pero tengo que confesar que el resultado de la misma vale la pena, ya que la diferencia de hacerlos caseros a comprarlos ya hechos hay un abismo.
Soy consciente que la foto no hace justicia de lo rico que estaban entre que los comensales estaban hambrientos y las prisas de emplatarlo quedaron un ravioli encima del otro y no quedaron todo lo correcto que tendrían que estar.
Como no me gusta una masa gruesa la estiré bastante y a la hora de calentarlos con la salsa y de ponerlos en los platos algún que otro se abrió un poco, eso sí en boca se deshacían de lo suaves y melosos que estaban.
De todas maneras los próximos que haga los estiraré un número menos para ver la diferencia con estos y ver con cual me quedo.
Ya que decidí meterme en harina decidí hacer bastante cantidad para que la masa que me sobrara poderla congelar y hacer más adelante más pasta fresca, sino queréis hacer tanta cantidad tomar como referencia la mitad de los ingredientes.